En el trafico de las miradas se estrello la tuya con la mía, aparentemente fueron pocos segundos, pero suficientes para rodar por el túnel de tus ojos y navegar en ese mar de colores, un cosquilleo en la panza y una sonrisa ligera me dejaron ganas de volverte a ver… Podré no saber tu nombre ni tu dirección, pero conozco el fuego de tu mirada y será el destino el encargado de nuestro próximo encuentro…
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